Una elegantísima corbata

-- Emilio.
-Dime.
-- Tu playera no tiene madre.
-Gracias.
-- Está elegantísima.
Después de una LAAAARGA jornada de trabajo por fin soy libre como a la 1 de la mañana. Llego a la entrada del lugar y hay unas 40 personas esperando. Molestos, reclaman que están en la lista y que algunos llevan más de una hora afuera mientras La Gusana Ciega suena detrás de la puerta. Los de seguridad del lugar obviamente culpan a los organizadores del evento. Cuando entro, la jefa de promoción me dice que no se va a ir de la puerta hasta que dejen entrar a todos. La verdad no entiendo qué está pasando porque hay espacio suficiente para todos.
Cruzando el telón, llego a donde el cúmulo de gente comienza, una luz azul me apunta diréctamente a la cara y siento el primer jalón de reconocimiento, sólo veo siluetas oscuras.
-- ¡Emilio!
-¡No veo!
-- ¡Soy M!
Me dio mucho gusto volver a ver a M. Estuvo varios meses fuera del país.
Ese momento en específico, saludar a todos mis amigos y ver el lugar lleno fueron lo mejor de lo que me quedaba de la noche.
Dos cervezas, una mujer casi desvanecida, DaPuntoBeat, drama estudiantil. Ya me voy.