18.9.07

Contrastes


Por fin pasó.

Hace 9 años me había prometido no volver a caminar por ahí. Después de graduarme.

No regresé porque yo quisiera; la empresa para la que trabajo, fue invitada junto a cuando menos 2 empresas más por un canal de televisión para entrar en una licitación por el doblaje de una serie.

Empecé a caminar por la calle que está a unos pasos de la entrada para visitantes del canal y no pude evitar pensar en la última vez que estuve ahí, corriendo frenéticamente por mi vida junto a mis compañeros.

Respiración agitada mezclándose con el estruendo de petardos reventando a menos de un metro y después de la explosión, un zumbido agudo y penetrante que combinado con los fragmentos de corteza volando al contacto del plomo, el miedo y la adrenalina, nublaban la vista y la mente. El Porrismo (vandalismo) era parte de esa vida y estudiando ahí, siempre existía la posibilidad de que se pusiera feo aunque tú no tuvieras nada que ver en el problema.

Esta vez, hice el mismo recorrido, pero ahora en una atmósfera totalmente diferente. Lentamente revisité todo lo sucedido, caminé cada paso hasta llegar a un punto en el que la escena estaba tan cambiada que no encontraba mi último refugio en aquella tarde perdida entre mis recuerdos. Después de preguntarle a varias personas, supe que el lugar ya no existía, una frutería en la que un buen hombre tuvo el suficiente valor o la suficiente inconsciencia para esconder a dos muchachos envueltos en pánico.

Ahora era un centro de copiado con un limpio piso de losas blancas y una señora amablemente me preguntaba al otro lado del mostrador -¿en qué puedo servirle?-. No pude evitar pensar que años atrás, después de que cerraran la cortina del establecimiento y la penumbra nos rodeara entre huacales de fruta, interrumpiendo nuestros sollozos y respiraciones entrecortadas, el hombre musitó - Cállense muchachos, porque si no los van a matar-. Le pregunté a la señora por el paradero del responsable de la frutería que había estado ahí antes de que ellos llegaran, ella dijo no tener idea. -Es que hace como diez años ese señor me salvo la vida aquí mismo- dije. Ella solo abrió más los ojos en un gesto de sorpresa. Me di la vuelta y me fui.

Fue una lástima no haberlo encontrado, me hubiera gustado darle las gracias y decirle que después de todo ese tiempo, por lo menos uno de esos dos muchachos (no tengo idea de que pasó con el otro) se había convertido en un hombre de provecho y que ese gesto desinteresado no se le había olvidado ni se le iba a olvidar nunca.

1 Comments:

Blogger Nihurka Zequera said...

ya sé que no te gustan estos rumbos, pero tienes que aceptar que te han dejado buenos recuerdos para escribir historias como ésta, cosas que nunca se te van a olvidar, aunque no seas Ingeniero en Sistemas y no puedas entrar en cualquier red, créeme que todo lo que haces, lo haces muy bien.
Saludos!

lunes, diciembre 24, 2007 9:33:00 p.m.  

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