13.10.06

Una elegantísima corbata



-- Emilio.

-Dime.

-- Tu playera no tiene madre.

-Gracias.

-- Está elegantísima.


Después de una LAAAARGA jornada de trabajo por fin soy libre como a la 1 de la mañana. Llego a la entrada del lugar y hay unas 40 personas esperando. Molestos, reclaman que están en la lista y que algunos llevan más de una hora afuera mientras La Gusana Ciega suena detrás de la puerta. Los de seguridad del lugar obviamente culpan a los organizadores del evento. Cuando entro, la jefa de promoción me dice que no se va a ir de la puerta hasta que dejen entrar a todos. La verdad no entiendo qué está pasando porque hay espacio suficiente para todos.

Cruzando el telón, llego a donde el cúmulo de gente comienza, una luz azul me apunta diréctamente a la cara y siento el primer jalón de reconocimiento, sólo veo siluetas oscuras.

-- ¡Emilio!

-¡No veo!

-- ¡Soy M!

Me dio mucho gusto volver a ver a M. Estuvo varios meses fuera del país.

Ese momento en específico, saludar a todos mis amigos y ver el lugar lleno fueron lo mejor de lo que me quedaba de la noche.

Dos cervezas, una mujer casi desvanecida, DaPuntoBeat, drama estudiantil. Ya me voy.